Historia de la
Tertulia Literaria
Hispanoamericana
Rafael Montesinos
Los dos primeros curso
(1952-1954). Spencer y Cote Lamus.
Poetas españoles de
posguerra y Poetas hispanoamericanos.
Tras la primera sesión de La Tertulia
16 de noviembre de 1952
La Tertulia nació gracias, en gran medida, a
la iniciativa de los universitarios hispanoamericanos que residían en Madrid
con beca del Instituto de Cultura Hispánica o de la Dirección de Relaciones
Culturales. Y también gracias al apoyo del Instituto de Cultura Hispánica.
Testigo de todo aquello fue Antonio Lago Carballo, director del Colegio Mayor
“Guadalupe” (1948-1952). Pudimos hablar con él, gracias a la inestimable ayuda
del que fuera director de este Colegio
Mayor de 1968 a
1998, Emiliano Moreno. Hombre amable, culto y muy bien informado.
En una
interesante entrevista, Antonio Lago Carballo nos ha descrito, en incesante
pero pausada conversación, cómo era el ambiente cultural y poético de aquellos
años. (11)
………………………………………
(11) Nos recibe en su casa Antonio Lago Carballo. Refiere que fue
colegial del “Guadalupe” en 1946 y que
en septiembre de 1948, con 25 años, era ya director de este Colegio Mayor. Para
ilustrar la charla, nos regala un pequeño cuaderno (Homenaje a Antonio Lago Carballo, Santander, Universidad
Internacional Menéndez Pelayo, 2003), en el que se recoge su Agradecimiento. Mientras lo hojeamos,
nos ofrece un café. Le preguntamos por los fundadores y animadores de los
primeros cursos de la Tertulia, guadalupanos casi todos.
De Fernández Spencer nos cuenta que lo conoció
en1947. No era un hombre fácil, más bien algo tosco. No era de los colegiales
“simpáticos” y populares entre sus compañeros.
Habla también de los Tres Pepes, poetas ellos: José Ángel Valente, José Agustín
Goytisolo y José Manuel Caballero Bonald. Para Valente, nos indica que leamos
el cuaderno de su Homenaje: “[…] por
aquellos años el poeta Valente escribió, y dedicó a Aureliano Méndez, su
compañero de habitación, uno de sus más estremecedores poemas; el titulado Patria, cuyo nombre no sé. Los versos
finales dicen así:
Oh patria y patria
y patria en pie
de
vida, en pie
sobre
la mutilada blancura de la nieve,
¿quién
tiene tu verdad?”
Habla con
emoción de Rafael Gutiérrez Girardot, largo tiempo residente en Alemania y cuya
biblioteca sufrió las aguas de una crecida del Rin. Actualmente, los libros
salvados han sido adquiridos por Pancho Pérez González, que tiene habilitada
una casona en Barcenilla (Santander), y su espacio colindante, para albergar
sobre todo una biblioteca relativa a Hispanoamérica.
Le
preguntamos sobre lo que escribe en sus memorias (Tiempo de guerras perdidas) Caballero Bonald: “Este Lago Carballo
era persona muy receptiva y ocurrente, de trato agradable y, no sé a través de
que providenciales gestiones, me proporcionó una especie de media beca para
poder comer en el Guadalupe hasta que acabase el curso”. Nosotros hemos
consultado la lista de colegiales adscritos y residentes en el “Guadalupe”,
pero no aparece inscrito Caballero Bonald. Don Antonio sonríe y aclara: “No es
exactamente así. Yo le dije: Pepe, si
tienes problemas, pásate a comer o a cenar por el Colegio, porque donde comen
cien y pico bien cabe uno más. Aquí hay
comida para todos. Pero no hubo nada de media
beca. Eran tiempos difíciles, y yo lo hice con otros estudiantes,
escritores o poetas”. Vuelve a sonreír:
“De todas formas, soy uno de los pocos de los que habla bien Pepe en sus
memorias”.
También
nos cuenta su amistosa relación con los poetas José María Valverde, Dionisio
Ridruejo, Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales. Consulta en su
biblioteca y nos muestra libros de poesía dedicados, entonces, por aquellos poetas. Tiene un especial
recuerdo para Leopoldo Panero. Nos enseña la dedicatoria de Escrito a cada instante (“Para Antonio
Lago, con muchas esperanzas comunes y la misma raíz / Leopoldo Panero / Madrid
25 de junio de 1959” )
y la del Canto Personal (“A Antonio
Lago, con un apretado abrazo de Leopoldo
/ 11 de junio de 1953” ). Abre otro libro de
Panero y leemos un poema dedicado a la amistad de entonces:
Translúcida
al hablar, tu voz nos mira;
nos
registra las almas, y nos junta
como
el soplo a las cuerdas de la lira.
Mi
corazón, su vuelo se pregunta.
Joaquín
oye desnudo su latido.
Dámaso
en esperanza se barrunta.
Dionisio
está despierto y sometido.
Alfredo
es hoy más niño de repente.
José
Luis da frescura a lo leído.
Primitivo
es del todo transparente.
Luis
Felipe navega su cabeza,
y
Lago obliga a Luis a que se siente.
[…]
Larga
charla, más que entrevista. Quedamos en vernos otro día. Al despedirse, nos
dice que la próxima vez nos invitará a comer en su casa, que él preparará la
comida. De pronto, no sé por qué, me viene al pensamiento el asunto de la media beca de Caballero Bonald.
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De colegiales y
excolegiales del “Guadalupe” partió la
idea -ya que había presupuesto en la ACI- de fundar una tertulia y compartir
poesía y prosa con los escritores españoles residentes en Madrid. Guadalupanos
que intervinieron activamente en los dos primeros cursos de la Tertulia fueron
Antonio Fernández Spencer, Ernesto Mejía Sánchez, Ángel Valbuena Briones, José
Ángel Valente, Eduardo Zepeda-Henríquez. Edmundo Meouchi, Eduardo Cote Lamus,
Rafael Gutiérrez Girardot y Hernando Valencia Goelkel. Los tres últimos,
escritores colombianos, consiguieron en 1950 una beca para estudiar en España, gracias a la mediación
del escritor Julián Ayesta, con destino en la Embajada Española en Bogotá y que
leería en las primeras sesiones de la Tertulia.
Si en el primer
curso (1952-1953) fue el poeta dominicano Antonio Fernández Spencer el
presidente de la Tertulia, en el segundo (1953-1954) el cargo lo detentó el
poeta colombiano Eduardo Cote Lamus. Se programaron más poetas que narradores,
dramaturgos o ensayistas, “licencia lírica” comprensible, ya que la Tertulia
había sido fundada por cuatro poetas y Ángel Valbuena Briones, joven estudioso
de la literatura hispánica.
A la izquierda, Antonio Fernández Spencer departiendo
Eduardo Cote Lamus de pie
Carmen Conde presentando a Dulce Mª Loynaz
Erenesto Mejía Sánchez
Antonio Fernández Spencer
Presentación de José Ángel Valente
Eduardo Cote Lamus
Carmen Conde y Dulce Mª Loynaz
En estos dos
primeros cursos, leyeron sus libros inéditos los poetas españoles Rafael
Morales (Canción sobre el asfalto, por
el que obtendría el Premio Nacional 1954), Leopoldo de Luis (Después de la culpa), Luis López Anglada
(Dorada canción). También mostraron
su poesía inédita, y a veces publicada, Ramón de Garciasol, Carlos Salomón,
Rafael Montesinos, Blas de Otero, José Luis Prado Nogueira, Marcelo
Arroita-Jáuregui, José Hierro, José García Nieto, Carlos Bousoño, José Gerardo
Manrique de Lara, Demetrio Castro Villacañas, Ángela Figuera Aymerich, Rafael
Millán, Manuel Alonso Alcalde, José Javier Aleixandre,… y ese poeta sin generación,
Rafael Lasso de la Vega, además de la rotunda Carmen Conde, que presentó a
Dulce María Loynaz. Todo ello quedó
reflejado en la publicación de algunos de sus poemas en los seis números que
aparecieron, entre 1952 y 1954, de la revista La Tertulia.
También dieron
fe de su verso los entonces jóvenes poetas andaluces Manuel Alcántara, José
Manuel Caballero Bonald y Pilar Paz Pasamar; los del grupo de Barcelona, Jaime
Ferrán, Alfonso Costafreda y Alberto Oliart, y Ángel González Muñiz, al que con
los años se le cayó el segundo apellido y del que en la tarjeta de invitación
se subrayaba: “Nació en Oviedo en 1925. Poeta absolutamente inédito. Tiene en
prensa un libro titulado Esto no es nada.”
Además, José Ángel Valente presentó a
Eduardo Cote Lamus.
Rafael Montesinos y Rafael Morales
Rafael Morales
A la izquierda, Ramón de Garciasol. A la derecha, Leopoldo de Luis
Leopoldo de Luis
Ramón de Garciasol
Leyendo, José Javier Aleixandre.
A su izquierda, Spencer, Luis López Anglada y Rafael Montesinos
Luis López Anglada
José Javier Aleixandre
Rafael Montesinos, Carlos Bousoño, Spencer y Carlos Salomón
Carlos Salomón
Carlos Bousoño
José García Nieto, E. Cote Lamus y Rafel Montesinos
José García Nieto
Pepe Hierro haciendo el pino.
Sentando, a la izquierda, Pepe Caballero Bonald contempla la escena
Dorso de la fotografía anterior
Jsé Hierro
Rafael Morales, Blas de Otero, Spencer y Rafael Montesinos
Blas de Otero
Rafael Montesinos leyendo
Rafael Montesinos
Rafael Montesinos y Pilaz Paz Pasamar
Pilar Paz Pasamar
José Caballero Bonald, quinto por la izquierda.
José Caballero Bonald
Rafael Montesinos y Marisa Calvo, junto a una amiga
de esta y a Rafael Gutiérrez Girardot
Cubierta de la revista "La Tertulia". Nº 1
Cubierta de la revista "La Tertulia". Nº 2
Cubierta de la revista "La Tertulia". Nº 3
Cubierta de la revista "La Tertulia". Nº 4, 5 y 6
Todos los
documentos que aparecen en este artículo, anteriores y siguientes pertenecen al
Archivo de Rafael Montesinos. Las
fotografías fueron realizadas por Basabe. Los textos de las prosas y versos han
sido escaneados de los seis números de la revista “La Tertulia”.
1 comentario:
Buenos días,
soy estudiante de Periodismo en Sevilla y estoy realizando una investigación sobre Rafael Montesinos junto con una compañera. Me gustaría saber si habría alguna forma de ponerme en contacto con usted para que me facilitara información sobre él y sobre la Tertulia Literaria Hispanoamericana. Muchas gracias.
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